domingo, 28 de agosto de 2011

SOS, como el arroz..


¿Verdad? Si yo sabía que no eras tan tonto.. 

Los mensajes que le mando ya no son ni por aire, ni por tierra, ni por mar. Que las lámparas de luz acaban quemando las palabras que tanto me costó encontrar. Que los carteros no me caen muy allá y me roban los secretos que le escribo. Y sobre las botellas de vino mejor no hablar.. 

la última que abrí no fue muy amable conmigo..


sábado, 27 de agosto de 2011

A esta ciudad le sobran portales



Y luego caminan. Con frío y algo de calor. Camino a casa. Lo hacen más largo, callejeando, sin saber muy bien dónde se meten. No les duele la despedida, sino la incertidumbre de esa despedida. Pero continúan, y en el fondo piensan que no son el uno para el otro. Sin embargo, siguen tarareando y las calles se hacen un suspiro. Y así, consiguen despedirse y se guardan el poco calor que les queda para cuando haga falta.
No hay manera de volver a ese día. Entendí que había amores que habitaban en las copas de vino. Entendí que había amor en las cosas sin nombre.. 

..y aun así creo que le encontré. 



martes, 23 de agosto de 2011

Me dediqué a no verle


Te enteraste de que marché en busca de sueños. Siempre temí que esos sueños no te iban a dejar nunca ser para mi, ni de nadie. Me hubiera gustado verte una última vez, poder mirarte y decirte cosas que no sé contarle a una carta. Nada salió como lo habíamos planeado. Te conozco demasiado y sé que no me escribirás, que ni siquiera me enviarás tu dirección. 
Te escribo a escondidas, sin que nadie lo sepa. Alguien de confianza me ha prometido que te enviará esta carta. No menciono su nombre para no comprometerle. No sé si te llegarán mis palabras. Pero si así fuera y decidieses volver por mí, aquí encontrarás el modo de hacerlo. Mientras escribo, me imagino en aquel tren, cargado de sueños y con el alma rota, huyendo de todo y de todos. Hay tantas cosas que no pude contarle. Cosas que nunca supimos y que es mejor que tú no sepas jamás.
No deseo nada más en el mundo que seas feliz, aunque me olvides con el tiempo espero que algún día llegues a comprender lo mucho que le quise.

Siempre,


Granada

lunes, 22 de agosto de 2011

Me sobran motivos


Era más de medianoche cuando regresé a casa, tiritando de calor y con el mundo a cuestas. Llamará mañana, me repetí mil veces mientras intentaba capturar el sueño. No llamó al día siguiente. Ni al otro. Ni en toda aquella semana, la más larga. Me dedicaba a velar el teléfono y roerme el alma, tan prisionera de mi propia ceguera que apenas era capaz de adivinar lo que el destino ya daba por descontado. 
No. No le gustaba hablar de sus quehaceres o de sí mismo. No me pareció que fuese feliz allí, aunque me dio la impresión de que era de esas personas que no pueden ser felices en ninguna parte. La verdad es que nunca llegué a conocerle a fondo. No se dejaba. Era muy reservado y a veces me parecía que había dejado de interesarle el mundo y la gente. Le tomaban por un tanto lunático, pero a mi me pareció que vivía anclado en el pasado, encerrado en sus recuerdos. Vivía de puertas adentro, para sus historias y dentro de ellas, como un prisionero de lujo..

lunes, 15 de agosto de 2011

Que yo lo intento



Ni siquiera recuerdo de qué estaba hablando. Sería bonito decir que después de todo nunca más volvió a tener pesadillas. Sería bonito, pero mentira. Las pesadillas la seguían visitando como siempre; igual que un tren nocturno llegando a su hora a la estación, tirando de los recuerdos que lleva atados a una cuerda, tras mucho arrastrar y traquetear torpemente. 
Siente la necesidad de sentirse a salvo a cada momento. Las pesadillas no solo la visitan cuando cierra los ojos. Las peores son aquellas que tiene que soportar con los ojos bien abiertos y mirada fría, siempre acompañada de una pequeña mueca que no acaba de ser sonrisa. Tampoco ha de ser tan explícita, debe dejar algo para la imaginación. Sí, imaginar. En cierto modo, de eso vive. De imaginar cómo sería. Es como vivir en continua precaución, como tomar chocolate caliente aspirando el aroma, como dar un gran concierto bajo el agua de la ducha, como leer historias de otros buscando la tuya en alguna de sus líneas..



miércoles, 10 de agosto de 2011

Duelo al atardecer



Parece que voy descalza, hiriéndome con los desniveles, circunstancias, conversaciones y personas que me encuentro en el camino. Aún no he podido hacerme unos zapatos de fino lino. Nunca pensé que pensar fuera lo que no debía hacer. Nunca pensé que escuchar es volver a pensar dos veces más. De un lado la razón hablándole a la sinrazón. De otro lado, mi voz. Queda perdida. Sola. Susurrando en mis adentros otra oportunidad.

Sin lo uno. 
Sin lo otro. 
Sin ti.
Sin mi..

Sonrío. Es mejor ser amable. Me quedó por conocer tu invierno. Tus gélidas ideas para dar aliento. Tu última estación..

.. siempre me quedará

martes, 9 de agosto de 2011

Con el sol en la maleta..


En realidad no es tan grave, solo que el ser idiota le pone a una completamente a parte de los demás. 

Eso de lo que ella no quiere hablar se halla en esas pocas líneas. No lo ha tenido nunca. O sí. Porque no es y no puede ser simple afecto. No se trata de costumbre o amabilidad. Es locura, es la tormenta que despierta al corazón, la luz que surge de noche en pleno atardecer, las ganas de despertarse por la mañana para mirarse a los ojosCuando el corazón se decide, cuando tiene el coraje de cambiar de camino, no se debe esperar. Que yo jamás le robaría una madrugada..


.. porque mucho y demasiado es un error.

lunes, 8 de agosto de 2011

Anoche estuvo aquí, otra vez..




-Te lo pido. No, te lo ruego: ¿podrías cerrar la boca aunque solo fueran cinco minutos?

Se sentaron sobre la hierba a unos metros del puente, escribieron unas palabras y las leyeron. Cuando empezó a oscurecer él comenzó a tocar su canción. Ella lo escuchaba y, aunque lo miraba ensimismada, no advirtió de inmediato la perplejidad de esa noche. Se acomodó entre los largos brazos de hierba, tumbada de espaldas. Cerró los ojos y sus oídos abrazaron las notas.

En el mundo no se hablaba de otra cosa. Los titulares de los periódicos se deleitaban con ello..

Algunas noches, sentada, sumergida en el agua, se imaginaba el aroma que se dibujaba en sus ropas. Era, sobre todo, el de la amistad, un olor que también descubría en ella. Lo adoraba. Lo aspiraba en su brazo y sonreía mientras el agua se enfriaba.