domingo, 9 de octubre de 2011

Hoy, noveno día de un mes..



Me despedí de él a media voz, agradeciéndole su tiempo y ofreciéndole mi sonrisa cordialmente. Me puso sus manos sobre los brazos, se inclinó y me besó la mejilla. Nos miramos en silencio y esta vez me aventuré a buscar sus labios, casi temblando. Me pareció que se entreabrían y que buscaban mi rostro. En el último instante se retiró y bajó la mirada.

- Creo que es mejor que me vaya- susurré.

Y antes de que él pudiese decir nada cerré la puerta. Me quedé en la acera inmóvil unos instantes, preguntándome qué había sucedido allí dentro. Finalmente, como tantas otras noches le dediqué un saludo de despedida y me lancé escaleras arriba. Cuando llegué a mi casa todavía llevaba su rostro, su voz y su olor clavados en el alma.






sábado, 1 de octubre de 2011

Polvo de estrella


Miré el reloj. Pasaba ya la media noche cuando llegué al portal. Me di cuenta de que las estrellas alumbraban más de la cuenta. Había hecho casi todo el camino en silencio, observándolas. Caminábamos separados. Ni siquiera sé dónde se encontraba. Arrastraba todavía la mirada que me había propinado horas antes bajo la gran moqueta roja. Era una mirada que conocía bien. Una miraba que me preguntaba si tenía la menor idea de lo que estaba pasando por su mente. Las últimas horas habían transcurrido en otro mundo, otro escenario, un universo de roces, de miradas que no entendía y que se comían la razón y la vergüenza. Ahora, camino de regreso a la realidad. Esa que siempre me provoca una inquietud que no tiene ni nombre.